Como si su propio proyecto en Gran Canaria no fuese suficiente, Carmelo Peña ha ayudado a fundar una nueva bodega en Lanzarote, la isla canaria más cercana al continente africano y con una menor precipitación. La orografía de Lanzarote, y por ende su viticultura, es única en el mundo y varía mucho en composición en una isla tan pequeña. En la zona de La Geria, los famosos hoyos dominan el paisaje de arenas negras de origen volcánico, conocidas como “Rofe”. Esta tierra conserva la humedad, bien preciado en una isla donde solamente llueven 150mm anuales, y no hay opción de incorporar riego de apoyo. En las zonas de Tao o Tinache, el suelo difiere en gran medida. Aquí encontramos un suelo de origen sedimentario con un gran componente marino y calizo, llamado “Jable” y que da nombre al proyecto. En estas zonas, también es necesario cubrir el suelo de rofe para conservar el agua y que actúe como un mulching natural.
Las viñas tienen entre 50 y 200 años de edad, plantadas en pie franco y de variedades canarias como Malvasía Volcánica, Listán Blanco, Diego o Listán Negro conviven en las diferentes zonas de la isla. En la bodega, Carmelo pone en práctica su amplia experiencia trabajando con nombres tan contrastados como Raúl Pérez, Dirk Niepoort o Pedro Parra. Todos los vinos fermentan de forma natural, sin uso de levaduras seleccionadas, en una variedad de depósitos, desde acero inoxidable, cemento, barricas grandes y foudres.
Jable de Tao Blanco es su vino de isla, donde todos los paisajes, suelos, tipos de viticultura y personajes se combinan para crear un vino mucho más serio de lo que la primera añada del proyecto sugiere, lo que nos sugiere la extrema ambición de Carmelo.