De vez en cuando uno se encuentra con proyectos totalmente desconocidos que le hacen a uno preguntarse cómo es posible no haber catado u oído hablar. En una visita al Ródano en enero del 2023, un buen amigo y experto en los vinos de este valle me habló, casi susurró para que nadie nos oyera, de unas etiquetas en Châteauneuf-du-Pape que se elaboran en otra bodega y que tienen una mística especial. Bien, se trata de dos vinos, ambos elaborados exclusivamente de viñas viejas de Garnacha, entre 50 y 100 años, cultivadas en vaso y en biodinámica, en suelos arenosos, en el paraje de Pignan, rodeadas de bosques de pinos, elaboradas con raspón y afinadas en barricas viejas de gran formato. Esta larga lista de factores (para algunos asociados a un famoso vino que no nombraremos pero que empieza por R y acaba por *ayas), resulta en unos vinos finísimos y que, humildemente pero con ambición, miran a la Côte d’Or sin tapujos.